domingo, 10 de abril de 2011

Atardecer

a Darinka

Torturado y hambriento,
rodando como una piedra de agua,
ahogándome de mi,
de esta desesperación que soy;

en esta tierra, en el ardor de los días,
canto la lejanía de las aves nacidas
de tus negros ojos,
de esa tu soledad que es música de nadie;

Gacela escondida,
aquí donde yo estoy
hay sólo gritos, hay un viento de muerte,
hay una guerra verde
que hace dormir a las islas de mi sangre:

existo aquí
torturado, hambriento
¡ay!, y sin poder nombrarte.

1 comentario:

Zanatrea dijo...

"De esa tu soledad que es música de nadie..."
Ese ardor de los días es interminable cuando no te veo, cuando no te siento...
Hermosamente melancólico...