viernes, 3 de junio de 2011

Nada

Hoy, el mundo es todo eso
que uno ya no reconoce;
me he detenido aquí,
en medio de las olas,
en las hora quietas
de lo que no es una mañana,
en los ventanales rotos,
en las calles sucias,
en la lenta letanía
de la vergüenza;

me he quedado despierto
para ver arder
los papalotes y los ríos,
los veteranos ojos
de los no nacidos,
las altas manos
de los altos árboles,
las subterraneas lenguas
enraizadas de olvido,

entre vidrios y miseria,
y hambres y dolores,
y sangre y sangre y sangre
y gritos y estúpidas costumbres,
y silencios, ignorados
silencios,
y muertos, muertos
y más muertos,

de pronto sé que nada hay
que detenga lo incierto:
el hombre hizo del hombre
el combustible de la nada.