Hoy, el mundo es todo eso
que uno ya no reconoce;
me he detenido aquí,
en medio de las olas,
en las hora quietas
de lo que no es una mañana,
en los ventanales rotos,
en las calles sucias,
en la lenta letanía
de la vergüenza;
me he quedado despierto
para ver arder
los papalotes y los ríos,
los veteranos ojos
de los no nacidos,
las altas manos
de los altos árboles,
las subterraneas lenguas
enraizadas de olvido,
entre vidrios y miseria,
y hambres y dolores,
y sangre y sangre y sangre
y gritos y estúpidas costumbres,
y silencios, ignorados
silencios,
y muertos, muertos
y más muertos,
de pronto sé que nada hay
que detenga lo incierto:
el hombre hizo del hombre
el combustible de la nada.
Revólver
Advertencia: Los girasoles no tienen tecla stop.
viernes, 3 de junio de 2011
domingo, 10 de abril de 2011
Atardecer
a Darinka
Torturado y hambriento,
rodando como una piedra de agua,
ahogándome de mi,
de esta desesperación que soy;
en esta tierra, en el ardor de los días,
canto la lejanía de las aves nacidas
de tus negros ojos,
de esa tu soledad que es música de nadie;
Gacela escondida,
aquí donde yo estoy
hay sólo gritos, hay un viento de muerte,
hay una guerra verde
que hace dormir a las islas de mi sangre:
existo aquí
torturado, hambriento
¡ay!, y sin poder nombrarte.
jueves, 10 de marzo de 2011
Mardi
Hoy es un martes
lleno de cosas grises,
de ventanales altos
manchados de costumbres
y sombras de palomas,
de flores no nacidas
que danzan
en el vientre de la tierra,
es un martes
para holocaustos rojos,
para ríos de saliva
que sólo conocen
unos labios,
para asesinar gatos
y verlos arder hermosamente
mientras la noche exista:
bien sé que alla afuera
hay puertas rotas
que navegan a ciegas
en la sangre de los hombres,
que chocan entre sí
para proteger de las palabras
a las nostalgias
más rabiosas
es este martes y no otro,
el agua verde de los ojos,
la lateral angustia
por la vida,
la más dulce posdata
de la más dulce ira.
lleno de cosas grises,
de ventanales altos
manchados de costumbres
y sombras de palomas,
de flores no nacidas
que danzan
en el vientre de la tierra,
es un martes
para holocaustos rojos,
para ríos de saliva
que sólo conocen
unos labios,
para asesinar gatos
y verlos arder hermosamente
mientras la noche exista:
bien sé que alla afuera
hay puertas rotas
que navegan a ciegas
en la sangre de los hombres,
que chocan entre sí
para proteger de las palabras
a las nostalgias
más rabiosas
es este martes y no otro,
el agua verde de los ojos,
la lateral angustia
por la vida,
la más dulce posdata
de la más dulce ira.
martes, 1 de marzo de 2011
Canto
a Darinka
Contra las largas horas
y el espanto,
aquí te llamo,
aquí mi voz
es una golondrina dolorosa
que hace de tu ausencia un canto:
Amor, amor mío,
óyeme dolerte esta noche,
esta negra noche
en la que mi sangre duerme
y todo el mar se alza
y todo yo me agito
en espera y en ansia
amor, amor mío,
óyeme aquí en esta hora
en la que dolorosamente existo.
jueves, 17 de febrero de 2011
Aristotélica
(a Darinka)
A la orilla de mi cama
hay un abismo
donde palabras y necesidades
copulan sin temores,
se desnudad y se entregan,
nacen y renacen:
he aquí que la semántica
es epidérmicamente nueva;
hay también la noche,
un rehilete que danza al ritmo de la muerte,
donde el todo y sus partes
son armonías caóticas
que hacen brotar
alegres dolorosos tonos:
he aquí que el drama universal
es el calor circular poético
nacido de tu sexo;
hay la sangre auricular
de todo silogismo y todo mar
que se hace gemido
y se hace intento:
he aquí que en ti
toda dialéctica es siempre
dulce principio de reconocimiento.
miércoles, 9 de febrero de 2011
Suite No. 3
(a Darinka)
He visto a la noche hundirse
en la profundidad de tu canto,
sosegada y salvaje,
en tu sangre se anida
la negrura de mis ojos cansados,
en ti la tierra es una ola magnífica
donde peces y sueños
nadan hacia tus brazos,
ah, en ti todo es sinfonía:
hay una bastedad
que nace de las manos,
que no se detiene nunca,
hay los espejos,
la calle donde las sobras danzan
su necesario reconocimiento,
hay los rituales,
los rojos labios
azules de deseo;
en ti la desesperación
alta y ordenada de los incendios,
en ti los nombres,
en ti todos los nombres
que nacen del silencio,
dentro de ti el canto de la noche:
la caracola verde
donde circulares voces
hacen llover la lenta lejanía
de todo el universo.
lunes, 7 de febrero de 2011
Alejandría...
Ellos van a negarte;
pero el cálido mar
es un profundo derrumbe,
una música nacida de arpas
y necesidades rojas,
una salival locura,
la caracola de la noche;
Ellos van a negarte;
pero la ciudad es una,
como es una la sangre
que me une a la consternación
y al hambre,
a la dulce salvaje agitación
de los que exigen
más que un nombre;
Ellos van a negarte;
pero nada será del dominio de las cosas,
y todo tendrá un sabor distinto,
será la soledad y la lumbre,
los hombre conocerán,
lo que pueden dar
la vida y los majestuosos ríos;
Ellos van a negarte:
pero seguirás siendo lo cierto,
lo inevitable, lo doloroso y lo justo:
llegarás a tiempo
y la calle será la paz
y la verdad se hará en silencio.
pero el cálido mar
es un profundo derrumbe,
una música nacida de arpas
y necesidades rojas,
una salival locura,
la caracola de la noche;
Ellos van a negarte;
pero la ciudad es una,
como es una la sangre
que me une a la consternación
y al hambre,
a la dulce salvaje agitación
de los que exigen
más que un nombre;
Ellos van a negarte;
pero nada será del dominio de las cosas,
y todo tendrá un sabor distinto,
será la soledad y la lumbre,
los hombre conocerán,
lo que pueden dar
la vida y los majestuosos ríos;
Ellos van a negarte:
pero seguirás siendo lo cierto,
lo inevitable, lo doloroso y lo justo:
llegarás a tiempo
y la calle será la paz
y la verdad se hará en silencio.
Renuncia legal: La fotografía es propiedad de El nuevo diario, y puede verse en: http://www.elnuevodiario.com.ni/nacionales/93527 con el siguiente pie de foto: Egipto arde: Egipto vivió ayer viernes la jornada de protesta más intensa que se extendió por todo el país, y que causó 20 muertos y centenares de heridos. “¡El pueblo quiere la caída del régimen!”, gritaban con todas sus fuerzas miles de manifestantes que desfilaron como torrentes por las calles de El Cairo y en las principales ciudades. AFP / END

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